viernes, 4 de mayo de 2012

Decimocuarto día. Burgos-Hornillos del Camino
















Como casi todos los días, he salido a las 8´30 de Burgos. Me ha costado un poco salir de la ciudad porque las indicaciones en un cruce brillaban por su ausencia, y he perdido un poco de tiempo preguntando en un alberguenque he visto de paso.
Por fin he salido de Burgos. He caminado casi todo el camino solo. Hoy he visto pocos peregrinos excepto al final.
Dia nuboso, sol a ratos y a mitad del trayecto un chaparrón de narices. El pantalón chubasquero que me compré el otro día me ha ido de cine.
Alrededor de las 11 he comido una barrita energética y agua. Tenía hambre y no sabía dónde podría encontrar un bar.
Más adelante me he cruzado con un peregrino, que según me ha dicho era nacido en el sur, pero de muy pequeño residente en Madrid. Era casi imposible hablar debido a la lluvia que caia en ese momento. Además me ha parecido que era persona de conversación muy simple. Así es que con la excusa de que esta persona tenía problemas en los pies y caminaba muy lento, he aprovechado para desearle un buen camino y he acelerado la marcha, dejándolo atrás y continuando solo. 
Por fin, la vista de Hornillos del Camino en el horizonte, como si fuera un espejismo. Con la lluvia, el barro que he encontrado, ha hecho la etapa bastande dura.
Hornillos del Camino es una pequeña aldea de muy pocos habitantes, pero eso sí un bar para los peregrinos donde he comido bastante bien. Macarrones con tomate y pollo a la naranja.
Una vez terminado de comer, he llamado a la casa rural De Sol a Sol, que me llamó anoche para decirme que le llamara hoy después de comer, y pasarían a recogerme en coche ya que la habitación me la habían dado en otra casa rural que tienen a unos 15 km. de Hornillos, y que se llama "El  Molino".
A los pocos minutos, aparece en el bar un señor que me pregunta si soy Colomer. Al confirmarlo, me dice que le siga al coche. Hay un matrimonio de peregrinos de Estados Unidos también en el coche.
Es un antigüo molino de cereal, reconvertido en casa rural, aunque me da la impresión por lo que he visto, de que no deben tener ni licencia de apertura del establecimiento. Los dueños se llaman Maximiano y Eva.
Efectivamente, te tienen que llevar porque está enmedio de la nada. Es imposible encontrar esa casa si no se sabe ir. Está totalmente rodeada de campos verdes.
Al ser un molino, el río pasa por debajo de la casa. Ya no se utiliza para moler grano, pero el giro de las palas que mueve el agua, se transmite a un generador que da luz eléctrica a la casa para iluminación.
Como se puede ver en las fotos que he hecho dentro de la casa, está decorada con muebles y máquinas antiquísimos, que según me dijeron han ido recuperando durante tiempo, de la casa de la abuela y de otros sitios. La casa es enorme. Creo que es el granero lo que tienen adaptado como casa rural. La otra parte de la casa es donde vive el matrimonio, con la abuela y creo que con alguien más.
He ido haciendo fotos por el interior, ya que fuera está lloviendo. Hay un pavo que está soportando escoicamente la lluvia sin ponerse a resguardo. No sé si eso es normal, pero me llama la atención.
Entretanto, Eva está poniendo la mesa para 17 personas. La cena es a las 7,30.
Entre los huéspedes un matrimonio de Australia (Melbourne), tres matrimonios de Estados Unidos, dos señoras que son de Irlanda (Dublin), dos matrimonios de Barcelona (Aurelio-Marta y Fernando-Susi).
La cena, por supuesto es casera. De primero un puré de patata y de algo más, muy fino, buenísimo. Sobretodo porque con la lluvia, apetecía algo calentito. Entrantes variados, jamón, queso, croquetas caseras, pimientos fritos  de la propia huerta. De segundo carne guisada de corzo. Yo no lo había probado nunca, pero estaba muy tierno. Según nos explicó Eva, el día anterior pone la carne a macerar con vino blanco. Al día siguiente lo guisa con los condimentos durante dos ó tres horas. De postre flan casero. Más que flan parecía tarta de queso, así es que alguien le preguntó a la sra. Eva. El flan es de huevo de pata que le da más textura y además le añade yogourth. Estaba buenísimo. 
Después de la cena, casi todos se fueron a dormir. Nos quedamos de tertulia los españoles y uno de los americanos que hablaba algo de español. Era hijo de inmigrantes mejicanos. Según nos contó, sus padres no querían que hablaran español. Lo tuvo que aprender más tarde, porque quería visitar Méjico. La velada se extendió hasta las 12 de la noche. Era hora de irse a dormir. El desayuno a las 8 de la mañana. Alguien le preguntó a Eva sobre un cartel de la película The Way (El Camino) protagonizada por Martin Sheen.  Según nos dijo algunas escenas se redaron en la casa, y los dueños aparecen en algún  momento.
Como anécdota nos contó que el actor vino a España a hacer el camino de Santiago con su nieto que entonces tenía 17 años, y que éste conoció a una chica (creo que sobrina de Eva), y más tarde se casó con ella.

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