sábado, 28 de abril de 2012

Noveno día. Logroño-Nájera

Después de un buen desayuno en el hotel, empiezo a caminar a través de Logroño, siguiendo las indicaciones del camino.
El día está nuboso y hace fresco. Son las ocho de la mañana. Al cabo de un rato empieza a chispear intermitentemente y me pongo la capa impermeable. La cámara de fotos hoy ni la he sacado de la mochila porque me temía lo peor. Y he acertado. Serían las 10´30 ó las 11 ha empezado a llover con ganas. El viento frío y de cara ha hecho que me fuera mojando el pantalón desde casi la cintura. Los zapatos al final de la etapa los tenía llenos de agua.
Día para la historia. Lo único que ha merecido la pena es que por el camino he ido hablando un rato con un peregrino que llevaba un perro golden retriever blanco, con sus correspondientes mochilas. Me ha comentado que está teniendo problemas, ya que en muy pocos sitios admiten mascotas. Hubo un día que tuvo que dormir con el perro en una tienda de camping. El perro también parece que ha tenido algún problema, pero se va adaptando a las caminatas.
Más adelante, una pareja a caballo. Los peregrinos a pié. Un caballo con las mochilas y el otro a pelo.
Me han adelantado porque los caballos tienen un paso mucho más rápido, y los peregrinos parece que tienen que seguirles el paso. Luego, les he alcanzado. Estaban descansando y los caballos pastando.
Aconsejado por la recepcionista del hotel, he ido a comer a un restaurante cercano. Como siempre, ofrecen el menú del peregrino, con varios platos a elegir. Hoy he comido raviolis con tomate, pechuga de pollo empanada, y tarta de chocolate.
Después de comer,  he intentado comprar un pantalón chubasquero, pero en la única tienda de deportes del pueblo sólo tenían tallas pequeñas. Tampoco tenían polainas. Por si fuera poco el pueblo está de fiestas. Está todo cerrado menos los bares. He tenido la suerte de que el dueño de la tienda de al lado de la de deportes, estaba abierta por ser de alimentación, y al preguntarle, ha llamado a su mujer que es la propietaria.
He aprovechado para hacer algunas fotos.

Calle de Nájera

Cigüeña en su nido

Vista del campanario
He regresado al hotel, que está en el mismo centro histórico del pueblo, para descansar un poco.
A las 8 de la tarde, he oido jaleo en la calle, y he salido a dar una vuelta.
Son las fiestas de San Prudencio. Las calles se han llenado de gente y de pasacalles.
Calle Mayor de Nájera



Preparando el escenario para la verbena

La calle mayor, llena de gente

La misma calle mayor

Habitación del hotel

Baño

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